Internacional

El declive de la Cumbre de las Américas es imparable y la de 2022 es la mejor prueba

Han pasado casi 30 años desde que en 1994 Estados Unidos acogió la primera Cumbre de las Américas, el evento que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de los países del continente para debatir sobre aspectos políticos, económicos y sociales.

Una cumbre que nació con el objetivo (aún sin conseguir) de establecer un Área de Libre Comercio de las Américas y que en los últimos años ha naufragado ante el auge de los Gobiernos de izquierdas en numerosos países y la menor influencia que tiene Estados Unidos sobre ellos. Tanto es así, que destaca últimamente más por las ausencias que por las propuestas.

La Cumbre de las Américas no pasa por su mejor momento. (Photo by MANDEL NGAN/AFP via Getty Images)
La Cumbre de las Américas no pasa por su mejor momento. (Photo by MANDEL NGAN/AFP via Getty Images)

Y la de este 2022, que tiene lugar entre el 6 y el 10 de junio, viene bastante descafeinada, con hasta ocho líderes que se han descolgado del encuentro por unos motivos u otros. Los tres principales son Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no han sido invitados por Estados Unidos debido a “su historial contra los derechos humanos”, tal y como han reconocido algunos funcionarios.

Cabe recordar, en este sentido, que el régimen cubano no ha cambiado demasiado en estas últimas décadas y que en 2015 sí que formó parte de la séptima Cumbre, mostrando el deshielo entre ambas administraciones. Sin embargo, desde la llegada al poder de Trump y posteriormente con Biden, las relaciones han sido gélidas.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado acudir a Los Ángeles por la ausencia de estas tres naciones y se ha mostrado crítico con la decisión estadounidense.

“No voy a la Cumbre porque no se invita a todos los países de América y yo creo en la necesidad de cambiar la política que se ha venido imponiendo desde hace siglos. La exclusión, el querer dominar sin razón alguna, el no respetar la soberanía de los países, la independencia de cada país”.

 

El presidente de Bolivia, Luis Arce también confirmó que no asistirá por el veto sobre estos tres países por parte de Estados Unidos, al igual que lo hizo la presidenta hondureña, Xiomara Castro.

En lo que respecta a Guatemala, su ausencia se debe a las críticas de Estados Unidos a la reciente reelección de su fiscal general, Consuelo Porras. El presidente, Alejandro Giammattel, lo ha dejado claro:

“Lo dije y lo repito al embajador de esa nación que este país podía ser de este tamaño (pequeño), pero que mientras yo fuera presidente, a este país se le respetaba y se le respeta la soberanía”.

Finalmente, el presidente uruguayo tampoco está en Estados Unidos tras haber dado positivo por coronavirus.

Por tanto, son ocho ausencias importantes que deslucen una cumbre que ya había recibido muchas críticas por otros motivos. Uno de los principales ha sido la falta de una agenda clara en los últimos años, ya que no hay un acuerdo común sobre los temas a tratar.

En esta ocasión ha ocurrido lo mismo y los expertos señalan que pese a que el lema es ‘Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo’, Estados Unidos probablemente se centre en sus problemas internos, como narcotráfico y migraciones, en lugar de los acuciantes problemas del resto de países.

Está por ver qué da de sí el evento, pero de momento no parece que sea muy representativo de todo el continente y puede suponer una derrota en términos de liderazgo para los estadounidenses. Está claro que a la Cumbre de las Américas solo le queda reinventarse o seguir cayendo en la irrelevancia.

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