Lenia Batres, la ministra nombrada por AMLO en la SCJN que empezó con errores y el pie izquierdo
Dos meses después de que renunciara como ministro Arturo Saldívar, nombrada directamente por el presidente López Obrador, Lenia Batres Guadarrama asumió, el 4 de enero, el cargo de ministra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), cargo en el que permanecerá 15 años. La ministra Norma Piña le impuso la toga y le entregó los distintivos que la acreditan en su función.
La ministra Lenia Batres estudio Derecho en la UNAM, además de tres diplomados. En Ciencia Política, en La Habana, Cuba. Estudios Parlamentarios en la UNAM y Estudios Electorales en la UAM. Su trayectoria profesional transcurrió principalmente en la administración pública de la CDMX y en el Poder Legislativo Local. No tiene actividad profesional al interior del Poder Judicial. Antes de su designación, se desempeñó como consejera adjunta en la Consejería Jurídica de la presidencia de la Republica.
En su discurso de toma de posesión la ministra Batres criticó lo que a su criterio son excesos de la SCJN. Dijo se ha extralimitado en sus funciones y ha caído en excesos. “Ha asumido una función de legislador positivo pues define normas que prevalecerán tras una declaración de inconstitucionalidad, invadiendo la esfera del Poder Legislativo que fue electo democráticamente”.
Otro exceso de la SCJN, según la ministra Batres, es el carácter inimpugnable de sus decisiones, lo que propicia la equivocación entre jerarquía de la Constitución con Jerarquía de la Instancia. “No tenemos una Suprema Corte subordinada a la Constitución, sino una Constitución subordinada a la Suprema Corte”. Considera que el Poder Judicial “Debe autolimitarse y someterse a la auténtica jerarquía normativa de país”.
Por último, Lenia Batres señaló que las y los ministros están en inconstitucionalidad por no haber equiparado su salario al del presidente de la república.
En el transcurso de su gobierno López Obrador ha propuesto a cuatro ministros de la SCJN e impuesto a Lenia Batres, lo que ha sido interpretado como una estrategia para subordinar al Poder Judicial, mediante la “recomendación” de personas afines a su proyecto de “Transformación”.
En su conferencia mañanera el presidente manifestó: “Celebro que ya se haya integrado Lenia a la Suprema Corte, pues es una mujer con principios, con ideales de lucha, incorruptible, verdadera defensora de la justicia.”
Un principio elemental de todo profesionista que se incorpora a laborar en alguna institución pública o privada es conocer el marco normativo que regula su actividad sustantiva y administrativa, tarea que, al parecer, fue omitida por la ministra Lenia Batres que antes de su toma de posesión y presuntamente en concordancia con sus convicciones, solicitó a la SCJN reducir su sueldo para ganar menos que el presidente, ser inscrita en el ISSSTE y no ser incluida en otras prestaciones.
Las peticiones de la ministra Batres fueron rechazadas por la SCJN. La renuncia a sus prestaciones adicionales deberá hacerla por escrito. Su salario como ministra no es una prestación, la Corte no puede modificar el monto asignado, pero si desea puede reintegrar a la Tesorería de la Federación, la cantidad que considere como exceso. No podrá ser inscrita en el ISSSTE porque los ministros son sus propios patrones, adicionalmente no tiene derecho a pensión del ISSSTE porque los ministros tienen su propia pensión.
Discurso y peticiones de la ministra Lenia Batres exhiben su ignorancia sobre la naturaleza sustantiva y administrativa de la institución en la que permanecerá tres lustros. Tiempo suficiente para que aprenda. Aunque, al parecer, la estrategia de López Obrador no es que su ministra se convierta en una constitucionalista de primera línea, sino que opere como línea de transmisión informando sobre lo que se hace y dice en la SCJN.
En definitiva, López Obrador confía en la lealtad de Lenia Batres para continuar insistiendo en su propuesta de Reforma del Poder Judicial. La nueva ministra es un peón en el tablero político. El proyecto es que la reina de este ajedrez, Claudia Sheinbaum, continue con la transformación que llegue al punto de elegir en las urnas a los ministros, con lo que quedarían en manos de quien patrocine sus candidaturas.
La realidad actual, según la Constitución, es que los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, tienen la misma jerarquía. Ante la ley, ninguno está por encina de otro. Ante la política y las ambiciones de los trepadores que buscan el poder, como son diputados, senadores y gobernadores, el fin justifica los medios y en ese camino la subordinación al Presidencialismo es una forma de saciar el hambre.
En su toma de posesión Lenia Batres se asumió como “ministra del pueblo”. Otro error. En realidad, es la ministra de López Obrador. Acaso estará pensando en el “pueblo bueno” existente en “Amlolandia” o el pueblo que en la polarización está despertando para imponer por medio de la violencia al “México Bronco”. Es un peón adentro de un Caballo de Troya. Eso significa su llegada al Poder Judicial. Tiene mucho tiempo para conocerlo. Podría aprender a respetarlo.
