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“Un lugar lleno de pantallas”: una visita al búnker de Genaro García Luna

Un edificio de tres niveles subterráneos con largos pasillos y oficinas de cristal, equipado con alta tecnología, pantallas, computadoras, salas de crisis y un túnel de 400 metros ventilado e iluminado las 24 horas. Todo eso era el búnker de Genaro García Luna, que ayer fue exhibido a la prensa por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Si hace 13 años García Luna usaba este lugar para mostrar a sus visitantes el esplendor de la “guerra contra el narco”, ahora López Obrador lo utilizó como el escenario para exhibir los excesos de aquel sexenio.

El 24 de noviembre de 2009, el entonces presidente Felipe Calderón y su secretario de Seguridad Pública inauguraron el Centro de Inteligencia de la Policía Federal en la zona de Constituyentes, que tenía como finalidad servir como un “cerebro informático” de la llamada “guerra contra el narco”.

“De esta manera la policía podrá ir un paso adelante de lo que va la delincuencia. Tomará tiempo, pero desde luego este es el camino que necesitamos recorrer”, dijo Calderón en un discurso en el que aseguró que las guerras se ganan con tecnología, información e inteligencia.

En el mismo evento y rodeado por autoridades militares y civiles, García Luna aseguró que a partir de ese día el centro sería la sede de la Plataforma México —herramienta de información del Estado creada para apoyar la actuación de las autoridades de seguridad pública del país—, con lo que además albergaría todo “el sistema único de información criminal” del territorio nacional.

Sin embargo, en aquel entonces nadie se imaginaba que la figura del llamado “súper policía” de México se derrumbaría el 21 de febrero de 2023, cuando un jurado de Estados Unidos lo declararía culpable por diversos delitos de narcotráfico y falsedad de declaraciones, convirtiéndolo, además, en el exfuncionario mexicano de más alto rango juzgado en ese país por tener nexos con el narco.

Ayer, el presidente López Obrador ofreció desde ahí su conferencia mañanera y permitió a medios de comunicación conocer parte del famoso búnker, el lugar en el que el exsecretario creó montajes televisivos para fabricar culpables de diversos delitos y realizó visitas guiadas para figuras públicas del país y del extranjero con el fin de presumir su músculo policial.

Hoy opera como una instalación más de la Guardia Nacional, según el presidente, quien no aclaró si los equipos de cómputo e inteligencia y los acervos de la Plataforma México aún están a disposición de las autoridades.

El túnel 

Durante los meses previos a la inauguración del centro, la televisión mexicana se inundó con una serie de spots televisivos, al estilo de García Luna, en los que se intentaban exponer las “bondades” del búnker que costó 3 mil 365 millones de pesos y que operaría los 365 días del año para la “seguridad y tranquilidad de todos los mexicanos”.

“El Centro de Inteligencia de la Policía Federal, ubicado en la Ciudad de México, cuenta con 10 mil 580 metros cuadrados distribuidos en 12 edificios con los más altos estándares de seguridad. Es una instalación subterránea con tres niveles. Está constituido por cuatro grandes módulos: seguridad, operaciones, alertas nacionales e instalaciones estratégicas”, anunciaba un spot gubernamental con la conocida voz institucional del gobierno federal en noviembre de 2009.

Sin embargo, lo que el Ejecutivo de Calderón omitió decir es que a petición del propio García Luna se construyó un túnel de 400 metros para que su oficina y el búnker se mantuvieran permanentemente conectados.

En el recorrido a medios, en el que Animal Político estuvo presente, se pudo constatar que se trata de un túnel ubicado en el último piso subterráneo de este edificio, construcción que además se encuentra climatizada e iluminada las 24 horas.

La escena, como si se tratara de una película de ficción, recuerda a los famosos narcotúneles utilizados por Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán para trasladar toneladas de marihuana de México y EU o el que le permitió escapar por segunda ocasión de la prisión de máxima seguridad del Altiplano en julio de 2015, mismo que también tenía ventilación y energía eléctrica.

Un nivel arriba del túnel —en el segundo piso— se encuentra la Sala de Crisis del Centro de Inteligencia en la que, en los cuatro puntos cardinales, se colocaron pantallas receptoras de cámaras de videovigilancia para monitorear los puntos estratégicos de todo el país, como aeropuertos nacionales, carreteras federales y cruces fronterizos, entre otros.

De acuerdo con el gobierno de López Obrador, a través de dichas pantallas la extinta Policía Federal tenía enlaces con equipos de vigilancia aérea para hacer el seguimiento de operativos que se realizaban en vivo, pero que en realidad “eran grabaciones a destiempo”.

Durante la conferencia de prensa del presidente desde el búnker de García Luna, la secretaria Rosa Icela Rodríguez aseguró que el expresidente Calderón declaró públicamente que, basado en la serie policiaca 24, decidió construir un sistema tecnológico como el que veía en la televisión.

“El encargado de concretar esta idea fue García Luna, que en ese tiempo se decía el mejor policía de México, hoy preso en la cárcel de Brooklyn, Nueva York, como es sabido”, dijo Rodríguez.

Sin embargo, el megaproyecto no alcanzó su objetivo de integrar los sistemas nacionales en una sola base de datos, sobre todo porque “no hubo confianza de parte de las Fuerzas Armadas para mandar la información”.

Hoy, el búnker está bajo resguardo de la Guardia Nacional y, aunque el gobierno federal asegura que se han migrado hacia otros espacios las labores de inteligencia, el búnker sigue recibiendo a sus visitantes con un letrero de presentación que dice “Guardia Nacional Inteligencia”.

Los amigos de García Luna

Desde el lunes 6 de marzo, el presidente López Obrador informó que la conferencia de prensa matutina de este jueves sería realizada en este búnker y presumió: “Se van a rayar con lo que van a ver”.

Ya desde el centro, el presidente recordó que cuando García Luna estaba al frente de la Secretaría de Seguridad Pública solo invitaba a “los machuchones del periodismo”.

“Los invitaba García Luna… pantallas y salían de ahí embelesados, diciendo ‘¡qué maravilla!, ¡oh!’, como si enfrentar el problema de inseguridad y la violencia fuese nada más un asunto de pantallas y del C5 o del C11”, ironizó.

El búnker también era regularmente visitado por otros actores de la vida pública y política del país y hasta de funcionarios de seguridad extranjeros, quienes incluso visitaron al exsecretario pese a estar informados de señalamientos en su contra.

Tal es el caso de Janet Napolitano, exsecretaria de EU, quien incluso le pidió varias veces al expresidente Calderón que le ayudara a construir una réplica del centro en Centroamérica.

Otros visitantes fueron Michele Leonhardt, directora de la DEA, y Leo Panetta, director de la CIA, así como Ronald K. Noble, secretario general de la Interpol.

Este último llegó a declarar que “la confianza que tenemos en el nivel de seguridad de la Policía Federal de México es del más alto nivel”, durante una conferencia de prensa en ese lugar el 15 de diciembre de 2009.

Más de 13 años después, al haber sido declarado culpable por nexos con el narco, el fiscal estadounidense Breon Peace dijo que García Luna faltó a su juramento de investigar asesinos y en su lugar protegió a criminales a cambio de sobornos manchados de sangre.

“García Luna, quien una vez estuvo en la cúspide de la aplicación de la ley en México, ahora vivirá el resto de sus días después de haber sido revelado como un traidor a su país”, sentenció el funcionario estadounidense.

Ayer, en los pasillos del búnker donde García Luna encumbró su carrera policial, el presidente se regodeó en la desagracia de uno de los alfiles del calderonismo.

Invitó al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, para volver a presentar las investigaciones en torno a los supuestos desfalcos de García Luna, que le podrían causar acusaciones adicionales a las que lo mantienen preso en EU.

Pidió a la secretaria Rodríguez detallar la majestuosidad del búnker, una obra faraónica construida por el “súper policía” para fingir que desde ahí se desplegaba una “guerra contra el narco”.

Ordenó la proyección de un video en el que se rescataron imágenes de archivo de las visitas de Calderón al centro y que cierra con una frase contundente: “El búnker jamás afectó ni debilitó a los cárteles, mucho menos ayudó a disminuir la violencia ni la inseguridad pública; por el contrario, 2010 y 2011 se convirtieron en los años más sangrientos de un sexenio que mantuvo un narcotúnel político con los grandes capos de la droga”.

El presidente lucía sonriente y complacido con los informes que se presentaron ante la prensa. Varias veces dijo que hay elementos suficientes para concluir que, con Calderón, se mantuvo un “narco Estado”.

En la madrugada, encabezó ahí la reunión matutina del gabinete de seguridad, en un espacio de paredes de cristal que, según dijo, fue bautizada como “sala presidencial”.

Después de la conferencia mañanera, pidió que se hiciera un breve recorrido a la prensa por el lugar. Quería que los reporteros vieran lo mismo que él: un lugar lleno de pantallas que solo sirvió para apantallar.

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